lunes, 22 de enero de 2018

Cuestión de páginas

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Lo que está usted a punto de leer es la reseña de una novela de 1152 páginas, centrada, casi en exclusiva, en el hecho de que tiene 1152 páginas. Me gustaría ser capaz de darle otro enfoque. Pero no puedo. Pasa como con esas personas con un sobrepeso estratosférico. Puede intentar uno definirlos echando mano de otro rasgo. Pero lo más seguro es que fracase en el empeño. A fin de cuentas, ¿no estará su existencia condicionada, hasta en el menor detalle, por ese hecho?
No vamos a ser originales tampoco en las comparaciones. Si ha leído más reseñas sobre El Jilguero habrá adivinado ya por dónde vamos. Sí, Charles Dickens. A fin de cuentas, la propia Donna Tartt (un best-seller por década) lo cita como su autor favorito. De lo uno y de lo otro nos resulta una novela al estilo decimonónico, cuya lectura puede resultar toda una proeza para aquel poco acostumbrado a la narrativa anterior al s. XX.
Y no es que  no resulte interesante -por momentos, casi absorbente- durante sus primeras, no sé, ¿500 páginas? La peripecia de Theo Decker, superviviente adolescente de un cruel atentado terrorista en el Metropolitan de Nueva York que se lleva por delante la vida de su madre, resulta hipnótica en el primer momento. El problema surge cuando se ha leído lo que equivale a una (larga) novela y ve uno que todavía le falta más de la mitad. Han sido tantos los giros argumentales hasta ese momento que al lector le entra el agotamiento. No caben más personajes, y sin embargo Tartt aprieta para que entren. La segunda mitad se lee a trote borriquero. El final se alcanza como quién cumple con una obligación, un reto, una apuesta personal. Y, pese al innegable talento de la autora, tiene uno la sensación de que el endeble leit-motiv argumental (el muchacho se queda con el cuadro del título, obra de Carel Fabritius, y lo custodia durante décadas; una licencia literaria ya que en realidad se expone en el Mauritshuis de La Haya) no tiene una razón de ser lo suficientemente poderosa como para justificar todo lo que desencadena después.
El Jilguero ganó el Pulitzer de novela y fue objeto de una elogiosísima reseña de Stephen King en The New York Times (el enlace lleva a la versión traducida que publicó El Cultural). Así que no desanime. Algo tiene esta novela que ha sido capaz de encandilar a gente mucho más lista que yo. Gente que podría definir a personas de 180 kilos sin referirse a su peso.
EL JILGUERO (The Goldfinch) 
Donna Tartt 
Lumen. Barcelona, 2014 (publicada originalmente en EEUU en 2013) 1152 páginas 
PVP: 24’90 euros, 14’95 euros (bolsillo), 12’99 (ebook). 

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