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Lecturas y lectoras |
Está uno leyendo esta entrega de Bevilacqua y Chamorro -o sea, en la gloria: embelesado con la trama, siguiendo cómplice la evolución de unos personajes perfectamente definidos a los que ya se tiene casi cariño- cuando, de repente, un pasaje activa algo en el cerebro. Concretamente, en ese curioso apartado dónde almacenamos recuerdos de cosas de lo que un día fue actualidad que, mal que bien, seguimos y que ahora almacenan polvo, prestos a ser totalmente olvidados. Uno de los personajes pide estrambótico consejo a una alta autoridad judicial. Con su consulta, parece casi apuntar una propia conducta sospechosa. Un poco de Google es suficiente para terminar el puzzle: para La estrategia del agua, Lorenzo Silva se basó en un suceso real, aquel que involucró de una manera un tanto chusca a la entonces presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas.
Lo anterior es, a la postre, anecdótico. La novela funciona a la perfección por sí sola. La saga de guardias civiles avanza en progresión geométrica. El matrimonio entre thriller y casticismo está perfectamente avenido. Silva nos conduce por los casos tal y cómo estos se instruyen por los jueces e investigan por los agentes del orden -guardias civiles, en este caso- en España. Y por eso resultan más interesantes. Si a eso sumamos el perfecto dibujo de los dos personajes principales -Bevilacqua narra en primera persona y es un protagonista memorable, aunque el dibujo de su compañera Chamorro es igualmente antológico- el resultado es una lectura absorbente. Los lectores tenemos suerte de contar con Lorenzo Silva. Quedan tres títulos publicados, el último de ellos hace pocos meses. Y todos los demás con los que el de Getafe quiera obsequiarnos. Que no se prive.
LA ESTRATEGIA DEL AGUA
Lorenzo Silva
Destino. Barcelona, 2010. 384 páginas.
PVP: 18'50 euros, 8'95 euros (bolsillo), 4'99 euros (e-book)
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