sábado, 10 de febrero de 2018

Benditas obras menores

Casa del Libro

Las dos últimas novelas de Arturo Pérez-Reverte mostraban a un autor en plenitud. Maduro. Sólo un año después de la excelsa El tango de la guardia vieja (2012), vino la presente El francotirador paciente. Novela breve. ¿Con vocación menor? Pues un poco. Sí, esta historia que se devora de un tirón supone, en rigor, un paso atrás respecto a sus dos últimas obras maestras. Pero si esto va a ser el Reverte menor, bienvenido sea. Porque quiere decir que hasta el perfil bajo va a volar a mucha altura.
El arte del grafiti. Un “autor” emblemático del que es imposible seguir la pista. Una editorial dispuesta a pagarle lo que sea por los derechos de sus trabajos para una exposición. Y una mujer que media con el encargo de encontrarle. La aventura promete. El trasfondo, no tanto. Tranquilidad: el cartagenero no filosofa sobre las bolitas tintineando en el spray más de lo estricto y necesario. Esto no es el ajedrez de La tabla de Flandes (1990) ni la mar de La carta esférica (2000). Lo mollar es un thriller perfectamente narrado que dejará al lector en un puño. Los personajes, por desgracia,  carecen del relieve de los de El pintor de batallas (2006), El Asedio (2010) o el citado tango. Pero la protagonista, la versión femenina -y, por cierto, lesbiana- de tantos héroes masculinos de vuelta de todo del universo revertiano, tiene su punto. Mucho. Yo no descartaría una saga. Quizá le pille cansado de Alatriste. En cualquier caso, con Alejandra Varela o sin ella, yo me lo pensaría. Novelitas breves todos los años para amenizar la espera entre sus novelones. Planazo.
EL FRANCOTIRADOR PACIENTE
Arturo Pérez-Reverte
Alfaguara. Madrid, 2013. 312 páginas.
PVP: 19’50 euros, 12’95 (bolsillo), 8’99 euros (e-book).

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