sábado, 13 de enero de 2018

La nostalgia franquista y el best-seller

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Lectulandia 

España saludó con entusiasmo el proceso de Transición a la democracia. No es una percepción exagerada. Pero eso no quita para que no hubiera un relativamente nutrido grupo de ciudadanos que ni entendieron ni compartieron aquello que estaba pasando. Niños de la guerra, orgullos combatientes del bando "nacional", gente que siguió creyendo en el régimen franquista aún cuando la mayor parte de la sociedad española empezó a vivir al margen de él conforme avanzaba la década de 1970. Son los que cada mañana compraban en el kiosko Arriba (que se publicó hasta 1979) o El Alcázar (que no dejó de imprimirse hasta 1987), votaban a Blas Piñar (que obtuvo acta de diputado en las generales de 1979) y devoraban, con deleite, las novelas satíricas que, como churros, iba publicando Fernando Vizcaíno Casas. Su nombre aparecía hasta varias veces en la misma lista de libros más vendidos. Ya cincuentón, este abogado laboralista empezó a hacerse un tipo enormemente popular gracias a su peculiar literatura. A los pocos meses de publicarse, las novelas llegaban a los cines dirigidas por Rafael Gil, un director de reconocida filiación franquista.

Y al tercer año resucitó (1978) fue una de las más exitosas. La novela no es más que un desfile de personajes -en su mayor parte reales- que van reaccionando al rumor de que Franco ha resucitado y abandonado su eterno descanso en el Valle de los Caídos. El uso de la ironía se convierte en abuso. La práctica totalidad de las frases impresas quieren decir lo contrario de lo que literalmente afirman. Incluso haciendo un esfuerzo por eliminar todo prejuicio, la "mala baba" que destila Casas resulta un tanto molesta. Eso no significa que no se esboce una sonrisa, un tanto culpable, de vez en cuando.

Fraga, Carrillo, Felipe, Suárez, Alfonso Guerra, Ana Belén, Víctor Manuel, Lola Gaos, Aurora Bautista, Lalo Azcona, Tierno-Galván, Ruiz-Giménez... son sólo unos pocos de los que aparecen retratados, en ocasiones con una crueldad incómoda para el lector. También se reconocen algunos trasuntos. Me pareció que el director de cine Vicente Escrivá se escondía tras uno de ellos.

Y AL TERCER AÑO RESUCITÓ 
Fernando Vizcaíno Casas
Planeta. Barcelona, 1978. 212 páginas. 
PVP: 10'82 euros. 

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